Un grupo de investigadores (Andrew SaLoutos, Elijah Stanger-Jones, Hongmin Kim, Menglong Guo y Sangbae Kim, todos del Instituto Tecnológico de Massachusetts en EEUU) han desarrollado una mano robótica que puede sentir y reaccionar ante estímulos externos, al igual que lo hace una mano humana. La tecnología de esta mano robótica, que combina la inteligencia artificial y la ingeniería biomédica, tiene el potencial de revolucionar la robótica y permitir que los robots interactúen de manera más efectiva y segura con los humanos.
La mano robótica se diseñó con una serie de sensores táctiles, similares a los que se encuentran en la piel humana, que le permiten detectar y responder a los cambios en la presión y la temperatura. Además, los investigadores desarrollaron un algoritmo de aprendizaje automático que permite que la mano reaccione rápidamente a los estímulos, imitando los reflejos naturales de una mano humana.
Para probar la eficacia de la mano robótica, los investigadores la sometieron a una serie de pruebas en las que se le presentaron objetos desconocidos y se le pidió que los identificara y manipulara. La mano robótica tuvo un alto nivel de precisión y velocidad en estas pruebas, lo que sugiere que podría tener aplicaciones en la robótica de servicio, la fabricación y la atención médica.
La tecnología de la mano robótica también tiene el potencial de ser utilizada en prótesis de mano, lo que podría mejorar significativamente la calidad de vida de las personas que han perdido una mano o una extremidad. Al permitir que las prótesis de mano sean más sensibles y adaptables a los estímulos externos, los pacientes podrían recuperar una mayor funcionalidad y movilidad.